
En la isla de Al Marjan se ha dado oficialmente el pistoletazo de salida al proyecto del que se ha hablado en el emirato durante los últimos meses: Abu Dhabi National Hotels lanza el complejo residencial Nasla Al Bahr, con un coste exacto de 3000 millones de dirhams. Se trata de la primera aparición de la marca The Luxury Collection de Marriott International en Ras al-Khaimah y el primer proyecto de ADNH con viviendas gestionadas por el gigante hotelero mundial fuera de Abu Dabi.
La ceremonia resultó ser inesperadamente cálida: el jeque Ahmed Al-Dahiri tomó en sus manos una pala de plata, junto a él se encontraban los altos directivos de Marriott y varios grandes inversores de Londres y Singapur. Mientras los fotógrafos tomaban fotos, en el fondo ya trabajaban las lanchas, despejando los accesos al futuro puerto deportivo.
El complejo se ubicará en primera línea, donde ahora todavía hay arena desierta. Se planea construir seis torres bajas, varias hileras de casas adosadas y villas independientes con piscinas propias. Desde cada ventana habrá vistas despejadas de la bahía, sin rascacielos vecinos en el horizonte. La principal ventaja es que todos los propietarios obtienen automáticamente el estatus Platinum Elite en el programa Marriott Bonvoy. Es decir, descuentos y privilegios en 8000 hoteles de todo el mundo, además de un conserje las 24 horas del día, que puede reservar una mesa en Dubái y conseguir entradas para el Gran Premio.
Los precios van desde 3,44 millones de dirhams por un apartamento de una habitación hasta 25-27 millones por villas de 4-5 dormitorios. El pago es asequible: el 40 % durante la construcción y el 60 % restante al recibir las llaves a finales de 2027. Las ventas las lleva a cabo One Broker Group, la oficina en la isla ya está abierta, todavía no hay colas, pero los agentes inmobiliarios dicen que la mitad de las villas se reservaron antes del anuncio oficial.
Los locales llevaban mucho tiempo esperando un proyecto como este. En Ras al-Jaima, los precios de las viviendas de marca se han disparado casi un 40 % en un año y ya casi no quedan buenas ofertas frente al mar. Nasla Al Bahr llena este vacío: aquí hay una playa a dos pasos, un servicio hotelero completo y ningún compromiso en cuanto al acabado, todo llave en mano, con cocinas Poliform y grifería Gessi.
Mientras los generadores zumban en la obra, en el paseo marítimo vecino la vida sigue como siempre: madres con cochecitos, corredores al atardecer, adolescentes en patinetes eléctricos. Pronto se sumarán aquí un par de miles de residentes permanentes, nuevos restaurantes y, muy probablemente, atascos los fines de semana. Pero eso es precisamente lo que atrae a Marjan: sentir cómo un tranquilo emirato se convierte en un lugar en el que apetece quedarse mucho tiempo.
